Recientemente me encontré con este video (gracias a un tweet de Garr Reynolds) que no necesita mayor presentación. Es probablemente el mejor video sobre la evolución de la vida que haya visto. El único problema para algunos será que está en inglés, así que me tomé el tiempo de traducir al español la transcripción (hecha por el blog Sci Tech Bits).
Les recomiendo que lean la transcripción primero (ver debajo), para que después comprendan cada etapa del video. Luego de verlo, pueden averiguar más al respecto en la web The Tree of Life, para la cual se creó este video, así como una animación interactiva relacionada, un blog y diversos materiales educativos sobre la evolución.
Les recomiendo que lean la transcripción primero (ver debajo), para que después comprendan cada etapa del video. Luego de verlo, pueden averiguar más al respecto en la web The Tree of Life, para la cual se creó este video, así como una animación interactiva relacionada, un blog y diversos materiales educativos sobre la evolución.
Transcripción:
Ciento cincuenta años después de la publicación del revolucionario libro de Darwin, la genética moderna ha confirmado su verdad fundamental. Todas las formas de vida están relacionadas. Esto nos permite construir con seguridad el complejo árbol que representa la historia de la vida. Empezó en el mar, hace unos tres mil millones de años. Moléculas químicas complejas empezaron a combinarse para formar masas microscópicas: células.
Estas fueron las semillas de las cuales el árbol de la vida se empieza a desarrollar.
Fueron capaces de dividirse, replicándose a sí mismas – como lo hacen las bacterias. Y con el paso del tiempo se diversificaron en distintos grupos. Algunas permanecieron unidas unas a otras, llegando a formar cadenas. A éstas las conocemos ahora como algas. Otras formaron esferas vacías que colapsaron en sí mismas, creando un cuerpo con una cavidad interna. Éstas fueron los primeros organismos multicelulares. Sus descendientes directos son las esponjas.
Con la aparición de nuevas variaciones, el árbol de la vida creció y se volvió más diverso. Algunos organismos se volvieron más móviles y desarrollaron una boca que se abría hacia un intestino. Otros tenían cuerpos endurecidos, con una especie de columna interna. Éstos, comprensiblemente, desarrollaron órganos sensitivos en la parte frontal.
Un grupo relacionado tenía cuerpos divididos en segmentos con pequeñas proyecciones en cada lado, que los ayudaban a moverse en el fondo del mar. Algunas de estas criaturas segmentadas desarrollaron coberturas protectoras duras, dándole a su cuerpo algo de rigidez. Durante esta época, una gran variedad de animales abundaba en los océanos.
Tiempo después, hace unos 450 millones de años, algunas de estas criaturas con caparazones empezaron a arrastrarse lentamente fuera del agua y se aventuraron hacia tierra.
Y aquí el árbol de la vida se ramificó en una multitud de especies distintas, que supieron explotar este nuevo entorno de muchas maneras. Un grupo desarrolló órganos alargados en la parte posterior, que luego de muchas generaciones se convirtieron eventualmente en alas. Los insectos habían llegado. La vida pasó al aire y se diversificó en una gran cantidad de formas.
Mientras tanto, de vuelta en los océanos, aquellas criaturas con una columna interna en sus cuerpos habían conseguido endurecerla recubriéndola en hueso. Éstas incrementaron su tamaño. También desarrollaron aletas equipadas con músculos que les posibilitaron nadar con velocidad y poder. Es así que los peces dominaron las aguas del mundo.
Un grupo de ellos desarrolló la habilidad de respirar aire de la superficie. Sus aletas carnosas se convirtieron en piernas que soportaban su peso y hace 375 millones de años, algunas de estas criaturas con columnas óseas siguieron a los insectos hacia la tierra. Aún no eran independientes del agua. Eran anfibios con piel húmeda y tenían que volver al agua para poner sus huevos.
Pero algunos de sus descendientes desarrollaron piel seca escamosa y rompieron su relación con el agua poniendo huevos que contaban con caparazones herméticas. Estas criaturas, los reptiles, fueron los ancestros de las tortugas, serpientes, lagartos y cocodrilos de la actualidad. Y como ya sabemos, fue el grupo que, en esa época, llegó a dominar la tierra: los dinosaurios.
El árbol de la vida entonces desarrolló una multitud de ramas distintas.
Pero hace 65 millones de años ocurrió un gran desastre en el planeta. Cualquiera haya sido su causa, una gran proporción de vida animal fue exterminada. Todos los dinosaurios desaparecieron – excepto por una rama, cuyas escamas se habían modificado, pasando a ser plumas. Estas eran las aves.
Mientras las aves se esparcían por el cielo, un grupo pequeño y aparentemente insignificante de sobrevivientes empezó a incrementarse en número en la tierra. Estas criaturas se diferenciaban de sus competidores en que sus cuerpos eran calientes y estaban aislados por capas de pelaje. Estos eran los primeros mamíferos. Con la mayoría de la tierra libre luego de la gran catástrofe, esta era su oportunidad. Sus cuerpos calientes aislados les permitieron mantenerse activos todo el tiempo – tanto en la noche como en el día – y en todo lugar: desde el Ártico a los trópicos, en el agua como en la tierra, en llanuras de pastos y en lo alto de los árboles.
Más noticias en la sección Evolución.
Ciento cincuenta años después de la publicación del revolucionario libro de Darwin, la genética moderna ha confirmado su verdad fundamental. Todas las formas de vida están relacionadas. Esto nos permite construir con seguridad el complejo árbol que representa la historia de la vida. Empezó en el mar, hace unos tres mil millones de años. Moléculas químicas complejas empezaron a combinarse para formar masas microscópicas: células.
Estas fueron las semillas de las cuales el árbol de la vida se empieza a desarrollar.
Fueron capaces de dividirse, replicándose a sí mismas – como lo hacen las bacterias. Y con el paso del tiempo se diversificaron en distintos grupos. Algunas permanecieron unidas unas a otras, llegando a formar cadenas. A éstas las conocemos ahora como algas. Otras formaron esferas vacías que colapsaron en sí mismas, creando un cuerpo con una cavidad interna. Éstas fueron los primeros organismos multicelulares. Sus descendientes directos son las esponjas.
Con la aparición de nuevas variaciones, el árbol de la vida creció y se volvió más diverso. Algunos organismos se volvieron más móviles y desarrollaron una boca que se abría hacia un intestino. Otros tenían cuerpos endurecidos, con una especie de columna interna. Éstos, comprensiblemente, desarrollaron órganos sensitivos en la parte frontal.
Un grupo relacionado tenía cuerpos divididos en segmentos con pequeñas proyecciones en cada lado, que los ayudaban a moverse en el fondo del mar. Algunas de estas criaturas segmentadas desarrollaron coberturas protectoras duras, dándole a su cuerpo algo de rigidez. Durante esta época, una gran variedad de animales abundaba en los océanos.
Tiempo después, hace unos 450 millones de años, algunas de estas criaturas con caparazones empezaron a arrastrarse lentamente fuera del agua y se aventuraron hacia tierra.
Y aquí el árbol de la vida se ramificó en una multitud de especies distintas, que supieron explotar este nuevo entorno de muchas maneras. Un grupo desarrolló órganos alargados en la parte posterior, que luego de muchas generaciones se convirtieron eventualmente en alas. Los insectos habían llegado. La vida pasó al aire y se diversificó en una gran cantidad de formas.
Mientras tanto, de vuelta en los océanos, aquellas criaturas con una columna interna en sus cuerpos habían conseguido endurecerla recubriéndola en hueso. Éstas incrementaron su tamaño. También desarrollaron aletas equipadas con músculos que les posibilitaron nadar con velocidad y poder. Es así que los peces dominaron las aguas del mundo.
Un grupo de ellos desarrolló la habilidad de respirar aire de la superficie. Sus aletas carnosas se convirtieron en piernas que soportaban su peso y hace 375 millones de años, algunas de estas criaturas con columnas óseas siguieron a los insectos hacia la tierra. Aún no eran independientes del agua. Eran anfibios con piel húmeda y tenían que volver al agua para poner sus huevos.
Pero algunos de sus descendientes desarrollaron piel seca escamosa y rompieron su relación con el agua poniendo huevos que contaban con caparazones herméticas. Estas criaturas, los reptiles, fueron los ancestros de las tortugas, serpientes, lagartos y cocodrilos de la actualidad. Y como ya sabemos, fue el grupo que, en esa época, llegó a dominar la tierra: los dinosaurios.
El árbol de la vida entonces desarrolló una multitud de ramas distintas.
Pero hace 65 millones de años ocurrió un gran desastre en el planeta. Cualquiera haya sido su causa, una gran proporción de vida animal fue exterminada. Todos los dinosaurios desaparecieron – excepto por una rama, cuyas escamas se habían modificado, pasando a ser plumas. Estas eran las aves.
Mientras las aves se esparcían por el cielo, un grupo pequeño y aparentemente insignificante de sobrevivientes empezó a incrementarse en número en la tierra. Estas criaturas se diferenciaban de sus competidores en que sus cuerpos eran calientes y estaban aislados por capas de pelaje. Estos eran los primeros mamíferos. Con la mayoría de la tierra libre luego de la gran catástrofe, esta era su oportunidad. Sus cuerpos calientes aislados les permitieron mantenerse activos todo el tiempo – tanto en la noche como en el día – y en todo lugar: desde el Ártico a los trópicos, en el agua como en la tierra, en llanuras de pastos y en lo alto de los árboles.
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