Hace unas semanas, me encontraba en la biblioteca de la facultad con un amigo, revisando algunos libros para preparar un informe. Éramos los únicos y llevábamos un buen rato, hasta que ingresa un caballero, con cierto apuro y con apariencia de estar muy seguro de lo que necesitaba: Un libro de mineralogía escrito por un autor peruano. La señorita encargada le entregó el catálogo de libros y revistas. Hasta ahí todo parecía normal.
El caballero se sentó y al vernos, nos preguntó si conocíamos algún libro de este tipo. Miré a mi amigo con cierta duda, y recibí la misma mirada de su parte, no se nos ocurría ninguna sugerencia pues no existen autores peruanos que hayan escrito sobre mineralogía. Un poco fastidiado al no encontrar respuesta, el caballero decidió cambiar de pregunta, ¿con qué libro aprenden ustedes mineralogía? Le respondí el primero que me vino a la mente, uno de los más comunes, el Manual de Mineralogía de James D. Dana, a lo que el replicó que ese era un libro muy antiguo. Aquí es donde la situación se tornó, digamos, desconcertante.
Su fastidio se hizo mayor, casi reclamándonos el hecho que no existieran libros sobre minerales del Perú, y casi implicando que no recibíamos una buena enseñanza. Ahora bien, noten como cambia el tema, porque no es lo mismo un libro de mineralogía escrito por un autor peruano, que un libro sobre minerales del Perú, lo cual nos hizo ver que el caballero en realidad no tenía bien definido lo que buscaba. Para tratar de "defendernos" un poco, y tomando en cuenta que había cambiado el tema, le dije que el único libro de ese tipo que conocía era el que escribió el investigador Antonio Raimondi en el año 1878, que obviamente también es bastante antiguo. El caballero prefirió dedicarse a revisar el catálogo, y pidió algunos libros, entre ellos el de A. Raimondi.
En este punto mi amigo yo estábamos tan desconcertados como intrigados. Nuestra intriga venía por el hecho que esta persona evidentemente no entendía cómo funcionaba la enseñanza de geología, pero sin embargo conocía el Manual de Mineralogía de J. D. Dana, de tal modo que no estábamos seguros sobre a qué se dedicaba, cuál era su interés o qué era lo que buscaba en un libro de minerales del Perú (¿O de mineralogía?). La solución hubiera sido preguntárselo, pero tenía una actitud tan extraña, casi agresiva, que no se nos ocurrió en el momento.
Volvimos entonces a lo nuestro, cuando minutos después, el silencio de la sala se vio nuevamente interrumpido por el fastidio de este caballero. Las páginas del libro de A. Raimondi que revisaba estaban pegadas, seguramente por el poco o nulo uso que se le había dado. Ante su asombro (y mayor fastidio), expresó, dirigiéndose a la señorita, "fíjese, nadie ha revisado este libro ¿Qué vergüenza no?". No hace falta mencionar nuevamente nuestro nivel de desconcierto, pero lo cierto es que no valía la pena entrar en argumentos con él por respeto y porque lamentablemente, aunque el creyera que sí, no sabía de lo que hablaba. Terminamos de hacer lo que nos interesaba, y nos retiramos.
Ese mismo día, conversando con mi amigo y pensando un poco en lo que había ocurrido, me di cuenta que en realidad sí podríamos haber ayudado a este caballero, pero fue su actitud casi soberbia de creer que sabía lo que necesitaba y de fastidarse al darse cuenta que lo que necesitaba no existía (al menos no del modo que el creía) lo que nos impidió de hacerlo. Partiendo del hecho que nunca expresó claramente qué era lo que él buscaba ¿Un libro sobre mineralogía o sobre minerales? Ambas cosas, como dije, no son necesariamente lo mismo. Para decirlo en pocas palabras, el primero se orienta más hacia la teoría, mientras que el segundo a la práctica.
Si este señor se hubiera tomado unos segundos en explicar para qué buscaba esta información, podríamos haberlo orientado mejor. Y escribo esta entrada y la siguiente porque me gustaría hacerlo ahora. Aunque ya sea demasiado tarde para él, en el futuro seguramente alguien necesitará esa misma información, y quisiera ahorrar fastidios a todos los que se vean involucrados en ese proceso.
Eso y más, en la 2da Parte.
4 comentarios:
Gran parte de los problemas de la humanidad son fallas comunicacionales. Dificultades para expresarse, dificulatdes para interpretar adecuadamente al otro. Eso, refiriéndonos al mismo idioma, cuando de lenguas distintas se trata, se agrega la calidad de la traducción. Hoy en día el uso de términos se va reduciendo abrumadoramente, cada vez usamos menos palabras para expresarnos, lo cual nos hace culturalmente más pobres y genera más ruidos comunicacionales.
Y cuando a eso se le suman modales incorrectos, soberbia, creer que uno se ha expresado bien y los demás son idiotas... peor!
Un abrazo desde la Patagonia.
(PD: abrí un nuevo blog: http://blogs.clarin.com/hablandoalapared/posts
Miguel,
Me gusta más el titulo que se encuentra entre paréntesis. Creo, a mi manera de ver, ilustra mejor tu anecdota. Lo que no me sorprende es la actitud del mencionado Señor, una lástima por él, pero en estos días esas actitudes las veo muy generalizadas.
Otra cosa es que realmente no conozco un libro que mencione, solamente, los "minerales del Perú", a escepción de un publicado por el INGEMMET sobre Minerales No Metálicos o un poco el Perú Minero de Broggi. Esto debido a que la mayoría de geólogos no hablamos en base a minerales, sino en base a asociaciones o mejor conocidos como Yacimientos. Naturalmente esto no lo tenia por que saber el Señor ese, pero una actitud como la que demostro no creo que lo sepaen mucho tiempo.
Otra cosa: se de un proyecto de INGEMMET, que estan realizando precisamente lo que tu ilustre visitante quería, un catálogo sobre los minerales de los principales yacimientos del Perú, agrupados por tipo, textura, etc. Si ves en tu Universidad a Humberto Chirif tal vez el te pueda dar alguna información al respecto.
Sds. Y es un gusto leerte, estamos en contacto.
Gracias Nanim y Luis por sus comentarios. Son cosas que pasan, lo importante es que aprendamos de ellas.
Precisamente Luis en el siguiente post voy a mencionar algunas de esas posibles opciones. No sabía lo del libro del INGEMMET. A ver si me cruzo uno de estos días con el Dr. Chirif para preguntarle.
Saludos a ambos y gracias nuevamente.
Es la primera vez que me paso por tu blogo, Miguel. Enhorabuena por la labor d ela bitácora y el trabajo de linkar fotos que has hecho con el volcán Chaitén: aterra pensar en la potencia que tiene la vieja Madre Tierra, ¿eh?
Un saludo desde España.
Mujerárbol
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